miércoles, 1 de octubre de 2008

JORGE LUIS BORGES: "Su muerte nos privo de un gran poeta"

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Jorge Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, y curso sus estudios en Ginebra. A lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y totalmente subjetivo. Su obra, exigente con el lector y de no fácil comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la admiración de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo. 

Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: -No soy ni un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que refleja en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que llamamos filosofía, en forma de literatura.

A fines de enero de 1986 es internado en el Hospital Cantonal de Ginebra. Se desmiente que esté enfermo. El 22 de mayo se casa con María Kodama. El 14 de junio de ese mismo año muere en Ginebra, donde según la prensa europea, a causa de un enfisema pulmonar; según su apoderado en la Argentina, de cáncer de hígado. Fue enterrado en el cementerio de Plain Palais, en la calle de los Reyes número 10, donde él eligió descansar eternamente. 

En la semana que conmemora los 22 años de la muerte de Jorge Luís Borges, nosotros preferimos rendirle homenaje y recordarlo a través de las palabras de sus amigos, escritores, lectores, críticos, y de todos aquellos a los que ha influenciado con su obra.

Con los años, Borges mantuvo polémicas, rivalidades y hasta cruce de cartas en los diarios con colegas docentes, que lo admiraban y que le habían dedicado importantes estudios críticos aunque sin reverenciarlo. Algo que él jamás auspició, ni toleró de nadie.

 En este sentido, el díscolo genio de Ernesto Sabato tuvo sus encontronazos con él.  Aunque finalmente, a pocos meses de que sobreviniera el golpe militar de 1976, se reunieron para una serie de conversaciones programadas, que aparecieron con el título de Diálogos Sabato recordaba a Borges diciendoCuando todavía yo era un muchacho, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires: en viejas calles de barrio, en rejas y aljibes de antiguos patios, hasta en la modesta magia que la luz rojiza del crepúsculo convoca en charcos de agua. Más tarde, cuando lo conocí personalmente en Sur, supimos conversar sobre Platón o Heráclito de Efeso, con el pretexto de vicisitudes porteñas. Años más tarde, ásperamente la política nos separó. Porque así como Aristóteles dijo que las cosas se diferencian en lo que se parecen, en ocasiones los seres humanos llegan a separarse por lo mismo que aman. Cuánta pena que eso sucediera. Su muerte nos privó de un gran poeta.

Entre otros colegas y admiradores se encuentran Antonio Tabucchi un escritor italiano, profesor de Lengua y Literatura Portuguesas en la Universidad de Siena, y Umberto Eco quienes se refieren a Borges diciendo la gran lección de ese Maestro que siempre rechazó irónicamente "ser" deriva quizás esencialmente de esto: que también la literatura, como el género humano, es una idea colectiva, una especie de alma de la cual participan todos los que han escrito. Utilizar a Borges, plagiarlo -aun paródica o irónicamente-, es un derecho que él nos concede. Porque creo que Borges "es" justamente eso: una fe soberana en la literatura y al mismo tiempo, paradojalmente, su radical negación: una solemne lección de esceptisismo.”

 “Recuerdo que tenía 22 o 23 años cuando se publicó por primera vez Ficciones. Se habían hecho unas 500 copias, prácticamente nadie se había dado cuenta. Entonces vino un poeta italiano Sergio Sogni, que me dijo: "Lea este libro. Es de un argentino que nadie conoce aquí". Me enloqueció. Me pasaba noches y noches leyéndoselo a mis amigos. Me reconocí de inmediato en Borges. Fue un amor a primera vista.”


 

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